Este artículo, hace parte de una serie de otros que estaré publicando periódicamente, algunos pensamientos, conceptos y un poco de investigación que hice hace un tiempo y que tenía otros propósitos que, al final cambiaron.
El Coleccionista
Soy coleccionista desde niño, comencé con llaveros y figuras Yupi del Chavo del 8 y luego, una Navidad a inicios de los 90’s en la empresa para la que trabajaba mi papá, me obsequia una pieza maravillosa: El Castillo de Greyskull de Masters of the Universe o como es conocido “He-Man”. En esa Navidad, comencé a pedir todas las figuras que existieran y el “Niño Dios” pudiera comprar. Y así fue.
Pero mi amor y sangre de coleccionista estaba reservado para otra franquicia y venía de antes, como de finales de los años 80, calculo que, con unos 5 o 6 años, me sentía muy atraído por una “máscara” que mi hermano tenía en su armario. Era negra, con algo que parecía usaba para respirar y algo atrás, sobre la máscara, como un casco. En ese momento no tenía idea quién era, pero para mí era lo más espectacular del mundo. Años más tarde cuando vi por primera vez “Star Wars: Una Nueva Esperanza” conocí al personaje y entendí. Era el personaje más genial que había visto, era malvado, pero era un personaje fantástico en mi pequeña mente. Darth Vader era su nombre y por supuesto quería ese casco de mi hermano aún más. Algo que no pasaría hasta épocas mucho más recientes.
El casco de Darth Vader era de la marca Don Post que fue uno de los primeros de su clase en salir como parte de lo coleccionables de Star Wars. Este casco data de finales del 70, teniendo en cuenta que Don Post lo fabrico desde 1977 hasta inicios de la década del 90.
Sin pensarlo, Star Wars me abrió un mundo para conocer personas, relacionarme con fanáticos, expertos y coleccionistas de todo el mundo. Una puerta para expandir los horizontes con algo tan mundano como una película que se ha convertido en un culto, un referente de la cultura pop.
El Coleccionismo
Si te sientas a leer estas líneas en la sala de tu casa, o de tus padres o de algún familiar o amigo/amiga, levanta un poco la mirada y observa que, tal vez sin que te hayas dado cuenta o incluso sin que lo sepa la otra persona, le gusta coleccionar algo, solo miremos que puede ser:
- Ángeles de porcelana o yeso.
- Animales como elefantes o ranas.
- Iglesias miniatura o santos.
- Botellas de licores nacionales y extranjeras.
- Imanes para la nevera
- Libros
Y un largo etcétera…
Las colecciones no deben ser necesariamente inmensas e incalculables, basta a veces con tener 3 piezas de algo similar, temático o relacionado entre sí para catalogarlo como una colección, una pequeña colección.
Hace mucho tiempo…
Y coleccionar no es algo nuevo, aunque datos exactos sobre este hobbie es difícil tenerlos. Sin embargo, el rey Asirio Assurbanipal (668 a.C. – 627 a.C) aparece como uno de los primeros registros en la historia sobre coleccionismo, pero sin duda es algo de mucho antes. Comparado con otros reyes de la época, “Assur” sabía leer y escribir y creó una biblioteca en su palacio donde organizó de manera sistemática diferentes piezas que fue reuniendo de su reino y que atesoraba.
El coleccionismo actual recurre mucho a un factor nostálgico más que de estatus socio económico. Nostalgia, sobre todo en el coleccionismo de juguetes es el que más incide en el momento de iniciar en esta actividad. Esto se debe a que nuestros buenos recuerdos de infancia se manifiestan con las piezas que comenzamos a coleccionar. También es cierto, que esas figuras, esos juguetes que fueron inalcanzables en la infancia se vuelven nuestros griales de adultez.
Los recuerdos son los que nos llevan a convertirnos en coleccionistas sin pensarlo realmente. Por qué seamos sinceros, no decidimos de la noche a la mañana ser coleccionistas. Todo es un proceso que se dispara en nuestro subconsciente cuando vemos ese juguete en manos de otra persona, en una vitrina de un coleccionista o en una publicación de redes sociales. Inmediatamente, comenzamos a rememorar y se abre nuestro baúl interior de recuerdos. Es en ese punto donde deseamos tener esa pieza en nuestras manos, que nos permita volver a esos momentos especiales o por el contrario satisfacer ese deseo que no pudimos en aquel momento. Entonces, comenzamos a ver detalles que antes no habíamos visto o, querer completar la figura con sus accesorios, compañeros de serie, etc. y es allí donde nace un nuevo coleccionista.
Pero es importante diferenciar que un coleccionista no es un acumulador, algo que muchas personas tienden a confundir o mezclar cuando realmente existe una diferencia palpable y patológica.
Pero de eso escribiremos en la próxima parte.
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