En ocasiones el mundo en el que vivimos con sus agresivas estrategias de mercadeo pone frente a nosotros productos que parecen de nuestro interés pero que terminan decepcionando por su falta de contenido y profundidad, solamente anclándose de nuestras preferencias superficiales para vendernos algo. Si eres una persona que gusta de los videojuegos y gatos por igual, estarás feliz de saber que Stray no es uno de esos casos.
En Stray tomamos el comando de un gato, así de simple. No es de un gato antropomorfizado, con nombre, empleo y otras condiciones humanas, no. Eres sencillamente un gato de una camada que vive cerca a lo que parece ser un sistema de agua limpia y que por la precarias y decadentes condiciones en las que se encuentra todo a tu alrededor eres separado de tu grupo al partirse una de las tuberías por las que sueles moverte.
La caída es larga y definitivamente no caes sobre tus cuatro patas, al recuperar conciencia te encuentras en una especia de pasaje subterráneo, que es difícil identificar si es parte del sistema de alcantarillado o solamente un pasaje de una zona habitable. Y es que el escenario de Stray no es nuestro mundo contemporáneo. Más bien es un futuro distópico con elementos de Cyberpunk, donde alguna vez existió la humanidad, pero ahora ha desaparecido sin dejar mucho rastro.
En lugar de los humanos, encontramos robots, varios de ellos inteligencias que superaron su programación y adaptaron formas de vida muy parecidas a las de sus creadores. La historia de Stray es acerca de cómo nuestro protagonista felino desea volver a la superficie, pero este camino está permeado por las historias de los personajes robóticos que este encuentra y la ayuda que mutuamente pueden brindarse.
En Stray tomas el mando de un gato, y esto puede darte una idea natural de las cosas que puedes hacer con él, lo que incluye correr, saltar, rascar, comer y dormir. Las últimas dos sucediendo en instancias muy particulares del juego, pero es importante notar la sutileza y matices con los que estas actividades fueron implementadas y es claro que un gran estudio fue hecho sobre el movimiento de los felinos, y su forma de aproximarse al mundo, y esto se ve reflejado en el kit de movimientos de nuestro personaje.
La jugabilidad en Stray puede clasificarse en dos avenidas básicas, Las Plataformas y los Acertijos, en varias ocasiones vemos integraciones de uno con el otro para crear niveles con diferentes ritmos. Hay breves instancias en las que tendremos que usar sigilo y un par de escenarios que podrían clasificar como combate.
En cada una de estas formas de juego, ponernos en el rol del gato es fundamental, una habitación se interpreta de una manera muy diferente como humano que como un felino, y con este siempre podemos estar buscando dónde saltar o apoyarnos, donde nos vamos a mover a continuación. Es un estilo de juego muy a lo Príncipe de Persia o Uncharted, pero removiendo la posibilidad de falla y de una manera que se siente mucho más natural y a menor escala sin que esto le quite impacto.
Stray no tiene una campaña extensa, con unas siete horas es más que suficiente para lograr completar la historia, pero el juego tiene varios coleccionables y retos que hacen que probablemente necesites pasártelo mas de una vez si quieres completarlo con todo. La selección de capítulo también estará disponible en cierto punto y todo esto le da un paquete de re-jugabilidad muy decente.
Stray es un juego que inmediatamente va a saltar a tus ojos como ningún otro y parte de esto es el concepto de ser un gato en el título. Pero una parte fundamental es su espectacular dirección de arte. El escenario cyberpunk de Stray es vibrante, con luces y colores, produciendo un contraste profundo con los deprimidos grises de las zonas industriales o las alcantarillas, o con el rojo y rosa orgánico de los escenarios cubiertos de la bacteria come metal y carne que causó el colapso del mundo.
El diseño de sonido también es otro elemento que da a Stray una identidad única, trayendo fidelidad que supera las expectativas en los sonidos del gato (particularmente por que tenemos un botón dedicado para maullar es apenas de esperarse), pero también en los sonidos sintéticos usados de manera inteligente para describir la comunicación de los robots y unos crocantes sonidos ambientales que dan una excelente experiencia auditoria (sin llegar a ASMR).
La banda sonora no se queda atrás y una vez la escuches, fácilmente la identificaras como propia del videojuego, compuesta por una diversa colección de temas electrónicos que enfatizan los momentos mas caóticos del juego, pero que te dan pausa y relajación en los instantes de contemplación que naturalmente la vida de un gato ha de tener.
Stray es una rara muestra de creatividad en un medio que suele estar plagado por iteraciones del mismo tema. La originalidad de este indie no ha pasado desapercibida y ha recibido nominaciones en varias categorías en The Game Awards y ha tenido críticas muy benignas. Una de las pocas quejas que podríamos tener de este juego es lo corto, pero esto es más que compensado por su adecuado precio y una única experiencia que tocará a todo aquel que lo juegue.