Desde que creé y comencé a escribir en este blog, el mayor ejercicio que he tenido que realizar para ofrecerle a ustedes los lectores una lectura imparcial y justa de lo que estemos reseñando, es el de la tolerancia y el de dejar a un lado el sentimentalismo y el amor por una serie, saga, videojuego o de lo que sea que esté escribiendo.
Por esto, algunos post van marcados como [Reseña] y otros como [Opinión], y este, obviamente va marcado como opinión, porque habla de un tema que ha generado demasiada polémica durante la última semana y es el estilo de animación de Thundercats Roar, el segundo remake de la serie original de 1985.
Si usted, al igual que yo, nació al final de la década de los 70’s o al principio de los 80’s, es muy probable que vistiendo aún sus pijamas haya disfrutado hasta el cansancio de esta serie que se emitía los sábados por la mañana y que desde el primer instante en que salió al aire, se convirtió en todo un éxito, algo que siempre se lo he atribuido a su opening:
Si el de Cowboy Bebop es el mejor opening en la historia del anime, el de la serie original de los Thundercats indiscutiblemente es el mejor dentro de un largo listado de series de televisión que fueron creadas en los 80’s como Jayce y los Guerreros Rodantes (1985), He-Man (1983), Los Defensores de la Tierra (1985), Los Halcones Galácticos (1986), Los Centuriones (1985), entre muchos otras series que para los niños de nuestra época eran simplemente mágicas y nos querían hacer tener todos los juguetes que se consiguieran de ellas, así fueran muy escasas y esquivas para el público latinoamericano (ya llegaremos a esto un poco más adelante).
Este intro lo tenía todo, la animación era mucho más fluida que la de los demás intros (incluso más que la serie), presentaba todos sus personajes, había un tanque que irrumpía de la nada, nos introducía un poco en la trama, nos mostraba uno de los mejores villanos de la historia de la animación y además estaba acompañado de una musicalización perfecta en un tono rockero que incluía un solo de guitarra digno de Eddie Van Halen.
La serie también lo tenía todo: naves y combates en el espacio, un grupo de felinos cósmicos que eran liderados por Leon-O, un niño que tuvo que madurar a la fuerza en cuestión de días para ser el líder de su manada, a Tygro, un experto en artes marciales que andaba con un látigo, a Panthro el mecánico del grupo que manejaba un tanque y repartía golpes con unos chacos marciales, a Cheetara quien fue la primera traga de muchos, veloz, letal, inteligente y que además usaba un ‘bo’ (vara retráctil) para pelear, Felino y Felina, dos hermanos ‘linces rojos’ que tenían la misma edad que Leon-O al principio de la seria pero que aún pueden darse el lujo de ser niños guerreros, Jaga, el anciano del grupo que además era un fantasma (¡un FANTASMA por Dios!) y finalmente Snarf, el gato doméstico del grupo que podía hablar y era muy irritante. Obviamente, todo esto acompañado por un excelente grupo de villanos que se llamaban Reptilio, Mandrilo, Chacalo, Buitro, Ma-Mutt y de nuevo, el genial Mumm-Ra, todos y cada uno de ellos perfectos para enamorar a los niños, quienes estarían más que deseosos de tener su figura de acción. Ahora sí, hablando de juguetes, ¿recuerdan ustedes esto?
Este cinturón no traía ninguna figura de acción, pero sí servía para llevar hasta 8 de ellas y que obviamente había que comprar por separado. Era tan genial, que incluso tenía un pequeño cofre en el que se guardaban las armas de los personajes para que no se perdieran. Yo lo tuve, algunos amigos lo tenían también, así como también tuve el guante, el escudo y la espada de Thundera y bueno, hoy, más de 30 años después, ya no es un secreto para mi que esa serie tan fantástica y que dejó para siempre una huella en mi subconsciente, fue hecha para vender juguetes.
Hay en Netflix una serie con documentales cortos llamada “The Toys That Made Us” (Los Juguetes que nos Hicieron), y en ella se ven todas las peripecias de mercadeo que hacían los fabricantes de juguetes para incrementar sus ventas y de cómo luego de darse cuenta que a los niños les encantaban los comerciales animados de G.I. Joe, decidieron crear una serie de televisión en la que obviamente mostraban a todos y cada uno de los juguetes que ya tenían en los anaqueles de los almacenes, por lo que luego, unos años después, esta fue una fórmula comprobada de éxito en ventas y obviamente, los Thundercats no fueron la excepción.
Basta solo con darse una pequeña vuelta por ebay para darse cuenta que el negocio de juguetes de los Thundercats no se terminó en 1989 luego de transmitirse el último de sus 130 episodios de 22 minutos y que algunos de sus juguetes originales, empacados en su caja, pueden llegar a costar miles de dólares. La nostalgia vende y por esta razón, Warner Bros, quien posee los derechos legales de los Thundercats desde 1989, decidió realizar un remake de la serie original para emitirlo en el canal Cartoon Network, con una historia más o menos inspirada en la de su antecesora pero con una historia un poco más madura y que profundizaba más en el pasado entre los Thunderianos, los Thundercats y Mumm-Ra.
No la recuerdo muy bien, pero recuerdo que me gustaba, tenía una animación tipo anime bastante buena y que al verla nunca sentí que estuvieran pisoteando mis recuerdos o mi infancia. Las razones de su cancelación van desde el chisme de esquina, pasando por el rumor sensato, pero finalmente, la razón del por qué duró solamente una temporada fue porque no logró vender bien la línea de juguetes que se crearon paralelamente a ella, mientras que los niños de los 80’s que habían visto la serie original y que ya estaban rondando los 30’s seguían buscando y adquiriendo los juguetes clásicos.
Ahora, 7 años después, de repente, sin aviso alguno y generando una increíble ola de comentarios y reacciones negativas, Warner de nuevo anuncia una serie para Cartoon Network con los felinos cósmicos llamada Thundercats Roar.
Solo he visto un tráiler recibir tal cantidad de “dislikes” y fue cuando se lanzó el primero del reboot de los Cazafantasmas interpretad por mujeres y en cuestión de días, son los YouTubers los que están haciendo su agosto subiendo videos de reacciones negativas, comentarios destructivos y rants sin sentido con sus comentarios de odio sobre la nueva serie.
¿Pero por que a Warner y a Cartoon Network no les importa en lo más mínimo la opinión de sus fans?
Con una clara influencia de series que se transmiten en la actualidad como Hora de Aventura (2010), Gumball (2011), Regular Show (2010), Las (nuevas) Chicas Súper Poderosas (2016), Steven Universe (2013), Clarence (2014), entre muchas, muchas otras, tanto Warner como Cartoon Network saben perfectamente qué moldea el gusto de los niños por las series y qué logra engancharlos, no solo para que las vean en la televisión, si no para que además descarguen su App, jueguen en sus versiones Web, compren sus juguetes, decoren sus fiestas con ellos, compren sus cuadernos y… en fin, entre el 2011 y el 2018 hay muchas herramientas diferentes de medición, que trascienden solo las ventas en góndolas y van mucho más allá.
Los dibujos animados en la era del Big Data.
Para empresas como Google, Facebook, Twitter, Apple, Microsoft o en este caso, Warner y Cartoon Network, no somos más que unos y ceros que se transforman en datos. Un clic en un anuncio en un blog que luego se transforma en una compra de un juguete en Amazon o en Walmart trasciende mucho más allá de lo que pudieron soñar los jefes de mercadeo de Hasbro o Mattel en los 80’s. Netflix tiene el poder instantáneo de saber si una serie va a ser un éxito o no inspirándose en las tendencias de sus usuarios y como un caso real de esto es House of Cards, escrita 100% inspirándose en los gustos de los televidentes, tanto que fue capaz de sortear el problema luego del escándalo de acoso sexual que tuvo Kevin Spacey y la solución de enfocar la serie en la esposa del protagonista (Robin Wright en el papel de Claire Underwoood) fue muy bien recibida por todos sus fanáticos.
Para Warner y Cartoon Network apagar el switch de Thundercats Roar (nombre que me parece genial, por cierto) sería muy fácil, así como confirmar una segunda, tercera, cuarta y quién sabe cuántas temporadas más, lo que significa que la serie tuvo éxito y ahora, de corazón, con 39 años pero hablando con potestad en nombre del niño que se sentaba a ver los Thundercats comiendo banano picado con leche, puedo decir que espero que sea así.
El éxito de una serie no son sus dibujantes, si no sus escritores.
Habiendo visto Hora de Aventura, Gumball, algunos capítulos de Gravity Falls y un par de Steven Universe puedo decir que todas ellas son excelentes, así su estilo de animación pueda sentirse “barato”, “hecho a las patadas”, “por ahorrar dinero” o “lo hacen así por si los cancelan no pierdan tanto dinero”, que son algunas de las razones que le he escuchado a los YouTubers en sus rants y que puede que sea cierto de cierta forma, porque con la cancelación de la serie del 2011 tuvieron que haber perdido mucho dinero, más si es cierto que ya existían algunos capítulos de la segunda temporada con historias que nunca salieron (como que Mumm-Ra tuvo que ver con la creación de los Snarfs ¿WTF?).
Pero, cuando veo estas series, en unos cuantos minutos su estilo de animación ha dejado de importarme, pasando a un segundo plano, olvidándome de él casi que por completo, porque estoy viendo una historia que es interesante, que trasciende el hecho de estar viendo “dibujitos”, que son mucho más profundos que cualquiera que pude haber visto cuando era niño (a excepción del Súper Agente Cobra) y que si hago el ejercicio de verlas como su público objetivo, todas ellas habrán de dejarme una enseñanza y un aprendizaje mucho mayores que lo que pude aprender con He-Man, G.I. Joe o los mismos Thundercats en su época.
Knowing is half the battle
Esta frase de G.I. Joe y con la que lograron el permiso para transmitir sus comerciales de 22 minutos en las franjas de televisión infantil alrededor del mundo, toma mucho más fuerza ahora, pero esta vez, con temas que de verdad son importantes. De mi niñez recuerdo haber aprendido viendo a los Super Amigos, que la mejor forma de ganarse la confianza de un perro es acercándole la parte externa de la mano para que la huela o que si se nos mete un mugre en el ojo, lo mejor que debemos hacer es poner el párpado superior del ojo sobre el inferior. Créanme, ambos funcionan y estos consejos se los agradeceré toda la vida a la Mujer Maravilla y a Acuamán, pero dentro de la labor que estoy realizando hace algunos meses, luego de convertirme en padre, he visto algunos programas que estaban totalmente por fuera de mi radar y los temas que tratan son bastante interesantes y sobre todo, necesarios.
En un episodio de Gravity Falls tocaron el tema del acoso y el respeto de los hombres hacia las mujeres, todo obviamente enmarcado dentro de un humor infantil, pero estando allí con mi hija de 8 meses, pensé lo mucho que quisiera que además de estar viendo los muñequitos, entendiera esa situación en la que la protagonista no permitió que un gordito con cara de marrano intentara seducirla con su privilegiada condición económica y sus constantes atenciones. También, en un capítulo muy random que pude ver de Steven Universe, varios personajes tenían dudas e inquietudes sobre su persona, su orientación sexual, sus gustos y sus preferencias y todos estos temas estaban detrás de esa cortina visual que es prácticamente la misma que tendrá Thundercats Roar, pero cuya gracia y lo que despertó mi interés, fue la historia que había detrás de ella.
¿Fracasará Thundercats Roar? Personalmente no lo creo y de corazón, espero que no sea así. Si quiero ver a los Thundercats, MIS Thundercats, buscó algún capítulo en YouTube o de una buena vez me animo a comprar los DVD’s que cada cierto tiempo me coquetean en Amazon. O tal vez no, tal vez mejor dejo ahí quieto su recuerdo y la sensación de felicidad que me producían verlos y no cometo el error por el que ya pasé tratando de ver de nuevo Manimal o Automan para darme cuenta que eran series fantásticas hace años pero que han envejecido horriblemente, tanto visualmente como con sus historias sosas y repetitivas (perdónenme Glen A. Larson y Donald P. Bellisario).
Mi esperanza con Thundercats Roar es que mi hija los vea y en un futuro cercano me diga que su favorito es Panthro, que quiere aprender a pelear con chacos y que le ayude a construir un tanque y tal vez yo le enseñe mi Panthro, así ella decidirá con cuál de los dos se queda. Si es así, habrán cumplido con su cometido y toda esta polémica por la supuesta «destrucción de la niñez» de un grupo de personas que se acercan a los 40 años, habrá quedado atrás.
Ya para terminar, aquí les dejo este video de un hombre cercano a los 40 años (como yo), que llora al poder tener, luego de muchos años, un Cubil Felino de juguete:
https://youtu.be/xA1Je8NKQfM?t=81
¡Gracias por leer!
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[…] de Vikingos es muy parecido al de series como Steven Universe y las recientemente anunciadas Thundercats Roar y She-Ra. ¿Tuvo algo que ver o influenció en esta decisión Cartoon […]