Cuando alguien se da cuenta lo mucho que me gusta Deadpool y me manifiesta que nuestro querido «Mercenario Bocaza» también es de su agrado, mi pregunta para esa persona siempre es ¿Y por qué le gusta? y dentro del abanico de respuestas que me encuentro, la mas frecuente de ellas es algo tipo «¡Es que es man es muy chistoso!», a lo que mi mente siempre responde con un «¡Perfecto!».
Y es que así lo conocimos todos quienes lo hemos leído en el cómic desde años atrás, porque aunque el fenómeno de Deadpool estalló en el 2016 (como lo escribí aquí en el blog en Deadpool: Bienvenido al Mainstream), Wade Wilson es un viejo conocido de los lectores de cómics y cuando digo viejo, es porque está presente en el universo Marvel desde febrero de 1991.
Sus creadores, Rob Liefeld y Fabian Nicieza tenían la dura tarea de vender cientos, tal vez miles de cómics por cada edición en la que creaban y siendo aún muy jóvenes y con toda esta responsabilidad a cargo, no quisieron encargarse de personajes que ya eran muy conocidos (y con los que otros artistas soñaban con trabajar), y asumieron el reto de crear muchos nuevos personajes, encajados dentro de un universo pequeño llamado New Mutants, que estaba contenido dentro del enorme y casi infinito universo de Marvel.
Dentro de este arco, surgieron personajes como Cable y Domino (a quienes ya por fin vimos en la pantalla grande) y fue dentro del número 98 de New Mutants, en febrero de 1991 vio la luz un personaje inicialmente pensado para no durar más de dos o tres números, a quien llamaron Deadpool. Sin su ahora característico humor, sin su incesante parloteo y su gigantesco conocimiento y referencias sobre la cultura pop, ese Deadpool de los 90’s empezó a recibir muchas cartas de los lectores, pidiendo más y más apariciones, más chistes, más situaciones graciosas y así fue como se ganó un puesto más que merecido en el universo Marvel.
Deadpool ha sido el personaje que más rápido ha recibido el honor de convertirse en una figura de acción desde el momento de su concepción (algo cercano a los 6 meses) y a pesar de ser un mercenario sangriento y despiadado, fue el favorito de los niños que leían sus cómics (a pesar de que en el 91 todavía se le daba alguna importancia a la calificación de la Comics Code Authority). Liefeld decidió en cierta forma abandonar Marvel y fundar su propia casa de cómics (en compañía de otros genios como Todd McFarlane y Jim Lee, entre otros) y con su inconfundible trazo y su incapacidad para dibujar pies, lentamente se fue convirtiendo en una leyenda viva del mundo de los cómics, sin dejar de lado por completo, obviamente, a sus «boys» como él mismo los llama.
Con el tiempo, Deadpool fue convirtiéndose más y más en una especie de santo grial para Marvel y cientos, tal vez miles de cómics propios con él como protagonista, más sus apariciones en arcos tan importantes como Marvel Zombies y la primer Civil War, lo convirtieron en una compra obligada para sus fans cada miércoles y en un objeto de merchandising que lo ha posicionado como el personaje de Marvel que más juguetes ha vendido en los últimos 5, 6, tal vez 7 u 8 años.
¿Pero entonces por qué muchas personas no conocían a Deadpool antes de su primera película?
Digamos que afortunadamente, Deadpool no tuvo película en la época en que Marvel produjo sus nefastas versiones de Daredevil, Elektra y la primera Hulk (la de Eric Bana del 2003), luego, sintiéndose un poco derrotados con esto, Marvel cede los derechos de los X-Men a 20th Century Fox y ya que el «lore» de Deadpool lo vincula directamente al de Wolverine, termina yéndose en esa negociación y solo ve la luz en la nefasta Wolverine: Origins.
Para no hablar de ella (si ya vieron Deadpool 2 entenderán de que hablo), Deadpool se queda en las estanterías de juguetes y en el mundo de los cómics, llevado de la mano de escritores como Gail Simone (sí, de ella, aunque haya decidido girar la historia alrededor del Agent X) y Daniel Way, es cuando Deadpool no solo es el personaje chistoso y famoso por ser el único al que se le permite nombrar a Batman o a Superman en sus cómics (mientras los demás se preguntan ¿quién?), si no que toma muchos matices, mucho más profundos y que convierten su máscara no solo en un tótem o en una forma de proteger su identidad, que a pesar de no ser secreta -para nadie lo es- es más una forma de ocultar su profundo dolor. Actualmente es Gerry Duggan el escritor encargado de crear las historias de Deadpool y quizás una de las personas que más entiende lo difícil que es para Wade Wilson ser Deadpool.
Y es ahí, cuando luego de toda esta introducción, llegamos a Deadpool 2.
Cuando conocemos a alguien, este nos genera una primera impresión «ah, qué tipo tan chistoso» o «que persona tan seria» a veces «‘¡qué pereza este tipo!», pero cuando ya nos damos el tiempo de conocerlo, nuestra percepción puede cambiar radicalmente o simplemente confirmarlo. En el caso de Deadpool es la primera y si bien nunca deja de ser el tipo chistoso, luego nos damos cuenta de todo su sufrimiento.
Al igual que Ryan Reynolds, Deadpool, o mejor dicho, Wade Wilson, era una persona bastante ‘agradable a la vista’, pero su tratamiento contra el cáncer -que realmente era un experimento secreto del Weapon X, el mismo de Wolverine- ocasionó que su cuerpo se desfigurara por completo y gracias a su increíble poder de curación -de nuevo, superior incluso al de Wolverine- se conserve como el de una persona completamente enferma, pero que nunca enferma, se hiere de gravedad o estornuda siquiera y para ocultar su desfiguración, decida portar una máscara y un traje que le cubre todo el cuerpo. De ahí su incapacidad para hablar con Vanessa en la primer Deadpool y lo que desencadena su afán de venganza contra Francis, con tal de volverse a ver tal como era.
Su otra máscara, no una física, si no verbal, es su incesante parloteo ya que si bien Deadpool es uno de los personajes más ágiles y hábiles en diferentes estilos de artes marciales del universo Marvel, la forma en que más fácil derrota a alguien, es aburriéndolo hasta el cansancio y distrayéndolo con chistes, chascarrillos, gazapos y apuntes sobre el acontecer de la farándula. Pero, así como quienes utilizamos el humor para ocultar nuestras tristezas, Deadpool sabe que esa es su mejor arma, ya que en el negocio de ser un mercenario a sueldo, no tiene el tiempo de auto compadecerse y mucho menos el de estar buscando la compasión de los demás. Esto es un juego de soy gracioso para caerte bien, pero también soy muy molesto para que te alejes de mi.
Para estar solo, Deadpool es capaz de sentarse en un sillón, a ver televisión y comer cientos de chimichangas, o simplemente dedicarse a cocinar 372.844 pancakes sin que nadie lo moleste, pero, tal vez por una necesidad de tener dinero para más chimichangas o simplemente porque se le apetece matar a alguien, decide salir de nuevo a la calle, buscando encontrar un poco de felicidad o quizás, mejor para él, la muerte.
Deadpool no puede morir, por más que lo quisiera y esto es lo peor que puede pasarle, ya que en los cómics es famosa su sórdida y ardiente relación con «La Muerte», una mujer que a su vez es una manifestación física del acto de la muerte (así como existe un ser físico que representa al universo… ¡cómics!), y de quien Deadpool está perdidamente enamorado. Es así como puede arrojarse de un avión sin paracaídas, estampillarse en el pavimento, morir, encontrarse con la muerte, hacer el amor con ella y ver cómo su poder de curación lo arranca de las manos de su amada para devolverlo a la vida. Repítase esto una y otra vez. Es así como Deadpool se convierte en el peor enemigo de Thanos, quien vive perdidamente enamorado de la muerte y aunque esto da para todo un análisis, digamos que ese triángulo amoroso es todo un intríngulis, así que otra de las cosas que más afecta a Deadpool es no poder morir tranquilo para poder encontrarse con la muerte.
Cuando está vivo, Deadpool tiene muy pocos amigos, tal vez un puñado, Wolverine, Blind Al, H.Y.D.R.A. Bob, Weasel y aunque parezca imposible, uno de los pocos que lo soporta es el Capitán América -quien incluso dice respetarlo y admirar su honorabilidad- pero su mayor temor, es que quienes se acercan a él, terminen afectados por su modo de vida, su modo de actuar, su torpeza o peor aún, por sus malas decisiones y la ENORME cantidad de enemigos que posee. En los cómics, una aventura de Deadpool en los años 70’s junto a Luke Cage (con un enorme afro) y a Iron Fist (con pantalones bota campana), lo llevaron a enredarse en una noche de pasión con una mujer latina llamada Carmelita Camacho y fruto de esa noche, existe Eleanor Camacho (Ellie), una hija a quien ha jurado proteger a toda costa, pero cuya existencia y conocimiento público, la ha convertido en blanco de muchos intentos de asesinato.
A Deadpool, por su ‘profesión’ de mercenario le gusta trabajar solo. Pero como en los cómics no puede haber un monólogo, siempre termina enredándose con otros personajes, que a pesar de que lo detestan, admiran su tenacidad, cosa que temporalmente le da un sentido de pertenencia con alguien más y aunque él lo niegue, siempre ha querido pertenecer a grupos como los X-Men, X-Force o los mismos Avengers. Estos grupos, que se protegen entre ellos como si fueran una familia, han dado origen a versiones de Deadpool diferentes a la de su tradicional traje rojo, por eso usa un traje gris cuando se une a los X-Force y produce un hilarante momento cuando por recomendación de Wolverine, Cyclops decide aceptarlo TEMPORALMENTE en los X-Men y sin que se den cuenta, ya Deadpool tiene puesto un traje azul con amarillo, argumentando que siempre había soñado con pertenecer a ellos y que por eso siempre lleva puesto el traje azul debajo del rojo.
No sé si algún día podamos ver en la pantalla gigante a Deadpool junto a los X-Men o peleando codo a codo con los Avengers para enfrentarse a enemigos como Galactus o el mismísimo Thanos, solo hay una confirmación de una próxima historia de X-Force con una alineación muy parecida a la que aparece en Deadpool 2, pero creo que si ya vieron la película, encontrarán alguna similitud entre ella y todo lo que hay aquí escrito. Si no la ha visto, háganlo y es posible que encuentren que su relación con la muerte, el hecho de que en los cómics Deadpool sea padre de una adolescente, su forma cómica de evadir la realidad y su afán de pertenecer a una familia cobre sentido.
Creo que ya es momento de que dejemos de fijarnos en el tipo chistoso y comencemos a conocer al verdadero Wade Wilson.
¡Gracias por leer!