Luc Besson es un genio, eso ya lo sabemos desde años atrás y al contrario de lo que muchos piensan (o recuerdan), películas suyas como Leon: The Professional o The Fifth Element fueron solo una confirmación de esos momentos enormes de genialidad que tuvo en dos de las mejores producciones de los 80’s, Subway y The Big Blue. En Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas, Besson encuentra la forma de esconder un mensaje ecológico sobre la naturaleza y los recursos renovables en una magistral obra audiovisual en la que desafortunadamente el ojo humano no es lo suficientemente rápido como para apreciarla en todo su esplendor.
El inicio del primer acto nos sitúa en el presente y de la voz de David Bowie nos lleva hacia el futuro de la mano de ‘Space Oddity’ una canción que ya se ha convertido en todo un himno cinematográfico de libertad y exploración (como lo vimos en la versión del 2013 de The Secret Life of Walter Mitty). Sin entrar en demasiados detalles, la humanidad le ha dado a la Estación Espacial Internacional una interpretación mucho mayor de la que se pensaba en 1998 cuando fue lanzada al espacio y es ahí, donde nos dimos cuenta que no estábamos solos en el universo y que nuestra curiosidad nos había llevado a formar parte de un sistema intergaláctico de planetas que a través de los años, iban encontrándose allí, generando una versión propia de sus planetas, con complejos ecosistemas que incluyen océanos completos en el que habitan seres de todos los lados de la galaxia. Este crecimiento, ocasionó que el peso de la estación comprometiese la seguridad de la tierra, por lo que fue lanzada libremente en el espacio, flotando ante la ausencia de gravedad y con la capacidad de crecer indefinidamente. Ese es el origen de Alpha, la Ciudad de los Mil Planetas.
Es aquí donde entran en escena el Mayor Valerian (Dane DeHaan) y la Sargento Laureline (Cara Delevingne), dos enormes apuestas de Luc Besson al darle los papeles protagónicos a dos actores muy diferentes a las estrellas con las que suele trabajar (nombres como Christoper Lambert, Bruce Willis, Jean Reno, Gary Oldman, Scarlett Johansson, entre muchos otros), si hacemos la comparación con DeHaan, que si bien no es un actor reconocido en Hollywood, es toda una estrella del cine europeo, con un par de apariciones en series como True Blood o Law & Order y un protagónico en una película junto a la banda Metallica. Por otro lado, Besson también quien ha dado impulso en las carreras como actrices de estrellas de la talla de Milla Jovovich y Natalie Portman, así que no es de extrañar que con esto la carrera de Cara Delevingne despegue un poco luego de su infame papel como Enchantress en la aún más infame Suicide Squad.
No conozco muy bien la historia del cómic francés en el que está inspirada la película, pero si llamó mi atención que pasara de llamarse Valerian & Laureline a simplemente Valerian. No voy a entrar en demasiados detalles, pero si al igual que yo esto les causa curiosidad, el cómic está disponible en Comixology.
La historia comienza cuando el Mayor Valerian tiene un sueño vívido, demasiado lúcido, en el que se ve como una sociedad pacífica y consagrada enteramente a la naturaleza, es destruída por una mano externa, por lo que se ven obligados a abandonar su planeta. Una serie de eventos terminan llevando a Valerian y Laureline al centro mismo de la Ciudad de los Mil Planetas, lugar donde se encuentran de nuevo con los seres que presenció en su sueño y luego de una persecución, Valerian termina perdido y Laureline salta todos los protocolos militares y de seguridad para ir en su búsqueda.
Es aquí donde la relación amorosa entre ellos dos salta a la vista. No cae en el cliché de una relación de odios y amores, porque desde el primer momento se nota que ambos se aman y desean estar juntos. Es solo que la relación como compañeros de trabajo los ha llevado a conocerse demasiado bien el uno al otro, por lo que ambos saben, en especial Laureline, que si van a dar el primer paso, debe hacerse en el momento y la forma correcta, evitando así que esto sea solo un tema pasajero.
Luego de que Laureline encuentra a Valerian, por un descuido es ahora ella quien debe ser rescatada y en este proceso es donde participa y entra en escena Bubble (Rihanna). Olviden los prejuicios, olviden su música (si no les gusta), no piensen en ningún momento que es solo una estrella que busca llamar la atención del público para mejorar la taquilla. Olviden todo y disfruten una escena que ya de por si paga la entrada a cine y los astronómicos precios de la comida en los cines.
Luc Besson en esos dos o tres minutos nos regala un espectáculo de transformación que literalmente solo podríamos ver en un sitio como la Ciudad de los Mil Planetas y a mi, personalmente, me recordó la escena con la Diva Plavalaguna en el Quinto Elemento, con todos los elementos (valga la redundancia), en los que un Cowboy Espacial presencia un show que lo deja boquiabierto, con una interpretación vocal maravillosa, bellísimos elementos de vestuario y un cierre tan espectacular que lo deja boquiabierto. Luc Besson es un hombre al que le gusta el teatro y nos lo deja muy claro en sus obras.
El rescatado rescata a su rescatadora y es ahí donde la acción nos lleva de nuevo a la trama principal de la película. Evitaré los spoilers, ya que es bastante delicado revelar algo en este momento, pero al final, esta es una historia que si bien sucede cientos de años en el futuro, es tan vigente hoy como lo ha sido durante todos los años de explotación industrial a la naturaleza en los que ha vivido el ser humano.
Una raza, en este caso toda una especie, con sus pocos sobrevivientes, deciden vivir su vida respetando la naturaleza, pero es el ser humano, quien con su deseo de conquistar el planeta (en este caso el universo), pasa por encima de lo que sea necesario sin importarle quien o quienes terminen afectados por sus decisiones. Luego, para encubrirlo, recurre a tretas aún más macabras y elaboradas, que terminan por empeorar la situación.
De nuevo, no conozco la obra en cómic original, pero se me hizo que el personaje del Comandante Arun Filitt (Clive Owen), era demasiado ‘caricaturesco’, algo imperdonable para un actor como Owen y más aún dirigido por alguien como Besson. Sentí que le faltó seriedad siempre que estuvo en escena y más bien parecía un villano de otras producciones tipo LazyTown (sí, ESE LazyTown).
Finalmente, prima el amor y el respeto por la naturaleza, así como el amor entre seres humanos, dándole conclusión a una película que lastimosamente no ha tenido el recibimiento que se merece por parte del público y la prensa, encontrándose en este momento en recaudo por taquilla a nivel mundial, muy por debajo del presupuesto total de lo que costó realizarla, aunque aún tiene al menos unas semanas en cartelera y falta aún por contar el recaudo de lo que logre en China.
No, Valerian no es la mejor película de Luc Besson y posiblemente no entre en el top 5 de sus mejores obras. Tampoco logrará el inexplicable éxito de taquilla que logró con Lucy (de la que ya se encuentra trabajando en una segunda parte), pero si algo tiene Valerian, es su valor como una película de ciencia ficción extranjera alejada del cine de Hollywood y sobre todo, que es una obra de arte audiovisual que pone una vara muy alta en cuanto a composición y creación de todo un universo en CGI.
Esta es la razón por la que posiblemente me la repita, para apreciarla mejor y porque la mayor parte del tiempo me la pasé buscando un pequeño homenaje de su director a la raza de los Mondoshawan y me parece increíble que un director como Luc Besson no haya pensado en ello.
Nombre: Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas
Género: Acción, Sci-fi, Aventuras, Fantasía
Director: Luc Besson
Escritores: Pierre Christin, Jean-Claude Mézières, Luc Besson (screenplay).
Protagonistas: Dane DeHaan, Cara Delevingne, Clive Owen, Rihanna, Ethan Hawke, Herbie Hancock, Kris Wu, Sam Spruell, Alain Chabat.
Calificación : 7/10
¡Gracias por leer!