La historia de conclusión de Logan no es una gran sorpresa, en parte debido a la gran cantidad de información que se lanzó en los tráilers (2 oficiales y 28 comerciales de televisión, en total) y que así la historia cinematográfica de los X-Men durante los últimos 17 años haya sido bastante independiente de los cómics que las inspiran (en parte), era más que lógico que al igual que su contraparte a quien Marvel decidió darle muerte en octubre del 2014, este Logan o mejor, Wolverine, como me gusta llamarlo, tuviera también un más que honorable final a su historia.
Logan, Weapon-X, Wolverine o James Howlett, los muchos nombres con los que se le conoce, llega al final de su vida conduciendo una limosina en un servicio de transporte de pasajeros, con un cuerpo cansado, vencido, envejecido y con su poder mutante bastante disminuido. Sus heridas ya no se curan a la velocidad en que solían hacerlo e incluso dejan marcas y cicatrices que nunca se habían visto en su cuerpo. Ya por fin su metabolismo hyper-acelerado, al haber desaparecido casi por completo, le permite embriagarse como cualquier ser humano y así poder dormir tranquilo en las noches para olvidarse de los recuerdos que lo atormentan.
Este Logan (Hugh Jackman), divide su vida entre su trabajo en los Estados Unidos y su vida como un exiliado en México, lugar en el que en compañía de Caliban (Stephen Merchant), debe cuidar en sus últimos años a la que quizás sea la única persona que lo conoce perfectamente y quien al final de sus días aún confía en él, su amigo Charles Xavier (Patrick Stewart). Él, quizás el mutante más peligroso entre los pocos que quedan, pasa los días y las noches encerrado en un viejo tanque metálico, que a pesar de funcionar como una especie de jaula de Faraday, no es capaz de contener por completo sus poderes telepáticos, que ahora parecen fuera de control debido a un avanzado estado degenerativo de su cerebro, aunque no le impide del todo sentir las presencia de otros mutantes (algo que también hace Caliban).
Debido a su trabajo como conductor, Logan atiende un servicio que lo lleva a conocer a Gabriela (Elizabeth Rodríguez), quien además de temer por su vida, está al cuidado de una pequeña niña llamada Laura (Dafne Keen). Luego de la muerte de Gabriela y escasamente escapar con vida, Logan llega con Laura al sitio donde se encuentran Xavier y Caliban, siendo perseguidos por Donald Pierce (Boyd Holbrook), un cyborg cuya misión es la de regresar con Laura a como de lugar, ya que ella es mucho más valiosa de lo que aparenta serlo, demostrándolo con una enorme cantidad de mercenarios muertos, cabezas rodando y dejando ver que tiene mucho más en común con Logan de lo que aparenta.
Así comienza esta historia, llena de paralelos y comparaciones con otras en universos muy apartes (es imposible no compararla con el videojuego The Last Of Us), pasando de ser una película inspirada en los westerns antiguos a ser una ‘road movie’ en la que como en muchas otras sus personajes, a medida que van recorriendo los kilómetros, se van conociendo más a ellos mismos y formando enormes lazos entre ellos que solo logran desenvolverse cuando han llegado al final del camino.
Esta película también marca el final de Charles Xavier, uno muy merecido a sus más de 90 años y que llegó en un momento de placidez y felicidad. Este es el final que todo hombre valiente se merece y más para él, una persona de moral e ideales incorruptibles que no merecía menos que morir en el campo de batalla.
Es así como Logan y Laura llegan al final del viaje, generando entre ellos un lazo que obviamente solo podría existir entre quienes comparten la misma sangre. No importa en este caso si eres un clon, es por alguna razón que sus dos caminos se cruzan y al final, Logan haría lo que cualquier padre haría por su hija, sacrificarlo todo, sacar sus garras y llevar esto hasta las últimas consecuencias.
El inicio de un largo camino, de Wolverine a Logan
Recapitulado brevemente, la primera aparición de Wolverine en los cómics se dio en el The Incredible Hulk #181 de octubre de 1974, pensado inicialmente como un «Wolverine» que habría mutado hacia una forma humanoide, aunque sus creadores Len Wein (escritor) John Romita Sr. y Herb Trimpe (ambos ilustradores), luego fueron aclarando aspectos sobre él que fueron construyendo a medida que iba ganando popularidad, ya que nunca se pensó que el personaje fuera a sobrevivir por más de dos ediciones ya que era un villano y justamente debía enfrentarse a The Hulk. Fue hasta un par de años después que el escritor Chris Claremont definió aspectos fundamentales de su historia, como el Adamantium implantado en sus huesos, su edad y su relación con Sabretooth (inicialmente era su padre).
«I’m the best there is at what I do,
but what I do best isn’t very nice»
Wolverine
No fue si no hasta muchos años después que Wolverine llegara a hacer parte de los X-Men, por invitación directa del Profesor Charles Xavier y si bien, todo lo que sucedió después en los cómics difiere mucho de lo que hemos visto en las películas, este es el punto en común que tienen ambos universos y del que parte este análisis.
La primera película de los X-Men se estrenó el 14 de junio del 2000, un año que luego de estrenos como The Matrix en 1999, aún cargaba con el peso de ser una «película de súper héroes» que le habían dejado producciones fallidas como Batman & Robin o Spawn, ambas de 1997, que aunque fueron medianamente éxitos de taquilla, no fueron capaces de convencer a los seguidores de sus historias en los cómics (y aún estarían por llegar las debacles de Daredevil en el 2003 y Elektra en el 2005). La primera X-Men también fue la primera vez que los lectores de los cómics sentimos que lo que veíamos en la pantalla tenía cierta coherencia con las historias que hasta el momento solo habíamos visto impresas en el papel. Esta película también introdujo en el cine al personaje más popular de todo Marvel, tanto por quienes seguíamos los cómics (los pocos que llegaban al país), como por la serie animada que catapultó a Wolverine como el favorito de todos, ese personaje valiente, fuerte, decidido, vulgar, en ocasiones grotesco, con un sentido del humor implacable y sobre todo, bajito y lleno de pelos por todo su cuerpo, razón por la cual un practicamente desconocido actor australiano llamado Hugh Jackman no parecía ajustarse al papel, ya que era alto, no muy musculoso y más bien lampiño. Quienes no lo veíamos encarnando el papel, y me incluyo, luego sabríamos lo equivocados que estábamos.
En el año 2003 vimos la segunda entrega de los X-Men, una película que sobresalió por su historia oscura, con una trama que involucraba incluso temas políticos y algunas críticas a la sociedad, ya que por primera vez se mostró a los mutantes como siempre lo habían sido en los cómics, como parias sociales y una amenaza para la sociedad como siempre se le había conocido. Los X-Men no eran los Avengers, a quienes todos sí admiran y agradecen su existencia; unos son incluso feos y con cuerpos deformes, los otros utilizan armaduras avanzadas que los hacen lucir increíbles y tal vez esa fue la razón por la que Marvel había decidido vender los derechos cinematográficos de los X-Men a la 20th Century Fox y estoy completamente seguro que fue con esta película que se dieron cuenta del enorme error que habían cometido y que confirmaron aún más con la película de Hulk que salió también en el 2003.
Ese año y en esa película fue que vimos por primera vez a Wolverine atravesar a alguien con sus garras de adamantium y fue ahí, donde Jackman demostró que a pesar de tener unos 30 centímetros de altura de sobra, él había nacido para interpretar a Logan.
En los años siguientes y rápidamente mencionaré a X-Men: The Last Stand en el 2006 (la peor de toda la saga), X-Men Origins: Wolverine en el 2009 (horrorosa película en la que Ryan Reynolds interpretó por primera vez a Deadpool, el mercenario ‘bocazas’ y en la que le cierran la boca U_U’) y finalmente, la gran desilusión del 2013, The Wolverine. Digo desilusión porque la película parecía estar inspirada en uno de mis cómics favoritos de Wolverine, un clásico de 1987 escrito por Chris Claremont e ilustrada por Frank Miller (Sin City) y Joe Rubinstein. Este cómic, que tuve la fortuna de encontrarme alguna vez en una tienda de revistas en la calle, marcó un antes y un después en la historia del personaje, porque fue la primera vez que se le percibió más como un ser humano, con sus defectos y sus virtudes, alejándolo de la imagen de ‘bestia fiera’ que siempre había tenido y que nos mostró, por primera vez, que Wolverine era capaz de enamorarse. Esta historia de amor en la que Logan viaja a Japón a recuperar el amor de Mariko Yashida, fue completamente tergiversada de la versión del cómic y fue esta una oportunidad más desperdiciada por mostrar realmente todo el potencial que siempre tuvo en los cómics, lo que lo convirtió en el personaje más popular de todo el universo de Marvel. Como punto aparte, creo que mostraron mejor la historia del cómic en una versión anime de Wolverine que durante un tiempo estuvo en Netflix pero que en este momento no sabría como recomendar para verla.
Las malas decisiones de Marvel y su particular forma de remediarlas
Wolverine, como ya lo dije, se convirtió en el personaje más popular de todos sus diferentes universos. Estaba presente en series y películas animadas, en sus películas con actores reales, en videojuegos y obviamente en los cómics. Justamente, una serie animada que es recordada por todos aquellos que crecimos en los 90’s (aunque yo soy del 78, por lo que estoy creciendo desde los 80’s también), X-Men: The Animated Series se estrenó en 1992 en el canal Fox como parte de su programación de Fox Kids los sábados por la mañana y fue todo un éxito que se tradujo en ventas de merchandising y juguetes con la imagen del personaje que llenó las arcas de Marvel durante muchos años, pero que no supieron capitalizar en sus películas, por lo que por esos mismos años, los llevó a vender los derechos cinematográficos de los X-Men también a Fox, con la condición de que debían usarlos cada cierto tiempo, si no, se les regresarían los derechos de los personajes (ya pasó con Daredevil, afortunadamente). Curiosamente, Gambito, el segundo personaje más popular de la serie animada, solo tuvo una tímida aparición en Wolverine: Origins, interpretado por Taylor Kitsch, en un par de escenas realmente vergonzosas.
Tal popularidad hizo que Wolverine fuera una enorme ausencia en X-Men: First Class, con un breve cameo que realmente coincidía con todas las líneas de tiempo propuestas en el universo cinematográfico y de nuevo, se robó todo el protagonismo en X-Men: Days of the Future Past, con una jugada tan bien planeada por Fox, que decidieron cambiar radicalmente la historia y no enviar a Kitty Pride (Ellen Page) al pasado como sucedía en los cómics (en ellos Wolverine moría a manos de un centinela al intentar una ‘Bola Rápida Especial‘, en un movimiento ensayado que tenía junto a Colossus en el que lo arrojaba como una pelota de baseball), y fue Logan quien regresa al pasado, mucho antes de ser el Weapon-X, aún con sus garras de hueso retráctiles, para evitar que el programa de los centinelas fuera implantado por el gobierno de los Estados Unidos.
Logan, esta vez como el Weapon-X, hizo también una breve aparición en X-Men: Apocalypse, robándose toda la atención por unos minutos en la pantalla y siendo una de las pocas razones por las que valió la pena pagar la boleta para verla en cine. Este momento marcó también, dentro del reboot, la primera vez que Logan se encuentra con Jean Grey, mucho antes de que fuera Marvel Girl, Phoenix y finamente la Dark Phoenix que él mismo debe matar al final de los eventos de X-Men: Last Stand.
Wolverine entonces, en su quinta aparición en una película de los X-Men, se había vuelto la fórmula millonaria para generar ingresos en taquilla para 20th Century Fox, algo que si bien beneficiaba a Marvel por un lado, le restaba protagonismo en ingresos a sus ahora famosos Avengers, por lo que la decisión que tomaron fue matar a Logan en los cómics.
Esta decisión, que no podía tomarse tan a la ligera, requería todo un proceso para que primero, fuera un éxito en ventas, y segundo, que Logan tuviera unos sucesores que llenaran el vacío que iba a dejar, tanto en su línea de cómics como sus historias. En 2014, en Death of Wolverine, Logan se ve expuesto a un virus del microverso, lo que elimina por completo su factor de curación, haciendo que sacar sus garras requiera todo un proceso de curación a la velocidad de un ser humano normal. Además, el Adamantium implantado en su organismo lo está intoxicando y por primera vez sus músculos comienzan a ceder debido al peso de su cuerpo (su cuerpo pesa 136 kilos, demasiado para alguien que solo mide 1.61 mts). Al final, James «Logan» Howlett, en un último intento por vengarse de todo su sufrimiento, destruye los laboratorios donde aún se llevan a cabo experimentos derivados del Weapon-X y muere mirando al ocaso, cubierto en Adamantium caliente solidificándose sobre su cuerpo.
Una jugada un poco cruel por parte de Marvel Comics para bajar la popularidad de Wolverine y que dio pie a muchas nuevas historias derivadas de su muerte, como la lucha entre X-23 (un clon de Logan) y Daken (su hijo biológico y quien posee sus mismas habilidades), por ser dignos de llevar el manto de Wolverine sobre sus cabezas (incluso Deadpool entra en esa lucha y asume que él y solo él tiene lo que se necesita para ser el nuevo Wolverine).
La respuesta por parte de 20th Century Fox no se hizo esperar y llego en una forma digamos de ‘venganza’ que nadie imaginó que iba a resultar tan bien y lo que hicieron fue tomar al segundo personaje más popular de los cómics cuyos derechos cinematográficos también les pertenecía y así fue como luego de 7 años de tanto esperar y de tanta insistencia por parte de Ryan Reynolds para ahora si interpretarlo como debía hacerse, llegó Deadpool, el día de San Valentín del 2016 y aunque muchos lo nieguen, cambiando por completo la historia del cine inspirado en personajes de los cómics. Su popularidad se disparó por todo lo alto y luego de ser considerado durante muchos años como personaje de culto por los lectores de los cómics, Deadpool dio el salto al mainstream con una película que con un presupuesto de $58 millones de dólares, recaudó a nivel mundial $783,112,979 millones de dólares, sin contar la taquilla en China, país que por su calificación R para mayores de 17 años no pudo ser exhibida en las salas de cine. Deadpool también fue el segundo DVD y Blu-Ray con mayores ventas en los Estados Unidos en el 2016 (después de Star Wars Episode VII: The Force Awakens), y una de las películas en formato digital más alquilada y comprada del año, sin perder popularidad, vendiendo millones de dólares en juguetes y figuras de acción y siendo uno de los personajes más populares entre los niños a quienes no les importa disfrazarse de un despiadado asesino a sueldo (y a sus papás tampoco les importa).
Había llegado la madurez al universo cinematográfico de 20th Century Fox.
Pensar en Logan como la película que pudimos disfrutar en el cine no habría sido posible sin el éxito de Deadpool y sin la libertad de saber que ya no existían ataduras con el personaje. Tomar la decisión de dejarlo morir también en el universo cinematográfico es un guiño de 20th Century Fox a la misma Marvel, que respeta y deja en lo más alto su historia y es una muestra de respeto por parte de los productores de Fox con el personaje que quizás más ganancias les ha dejado en todos estos años.
Los elementos de su muerte, mezclados con apartes de grandes sagas de los cómics como Old Man Logan, The Death of Wolverine y Wolverines fueron la fórmula clave del éxito que ha tenido no solo en taquilla, sino dentro del corazón del público, algo que yo mido siempre muy fácilmente con algo tan simple como los fanarts:
Thank you. HJ pic.twitter.com/9UBJ4vwcMM
— Hugh Jackman (@RealHughJackman) March 5, 2017
Sí, la Internet se llenó de ellos y eso es parte del cariño que despertó este Logan padre, que luchó hasta el último segundo de su vida por a quien por unos cuantos días pudo considerar si hija. Un Logan que acostumbrado toda su vida a que el alcohol no le hiciera un mayor efecto, fuera lo que al final terminó matándolo (de ahí la breve historia sobre los campos de maíz transgénicos de la corporación Transigen y su poder para suprimir la aparición de nuevos genes mutantes y también de suprimirlos en quienes ya los tuvieran).
Esta última versión de Logan lanzó al estrellato a Dafne Keen y es ella, nadie más que ella quien merece llevar sobre sus espaldas el rol de Wolverine en cualquier película que continúe esta historia, ya que no solo ella tiene poderes mutantes, los otros niños que hacen parte de la historia llevan en sus genes la carga de ser «hijos» de Iceman, Electro, Pyro, Bolt e incluso Rictor, así que si la voz al otro lado de ese viejo radio que les prometía la libertad es la de Ororo Munroe (Storm), pues no me molestaría para nada ver de nuevo a Halle Berry interpretarla de nuevo, ya un poco más mayor.
Sin proponérselo (al menos no del todo), Logan también logra convertirse en una película con ciertos tintes políticos, primero con el tema de los alimentos transgénicos (sí, es contigo, Monsanto), y de toda esa industria detrás de ellos que gracias a la tecnificación de sus cultivos, el trabajo y el sustento de los campesinos se va a ver bastante afectado durante los próximos años. Luego, la historia de una niña mutante nacida en México que primero debe cruzar la frontera con los Estados Unidos (la escena del automóvil de Logan tumbando esa cerca es precisamente eso, el paso de la frontera), para luego atravesar todo el país para llegar a la tierra prometida para los mutantes que es Canadá. Esto va cargado también de un poco de ironía, ya que Logan es canadiense y tendría cómo refugiarse fácilmente en su país -eso sí, explicando en la frontera por qué tiene más de 200 años- pero es precisamente allí donde va a morir, donde se da su última lucha, donde conoce el amor incondicional que puede sentir un padre por sus hijos y sobre todo, donde por fin encuentra la paz que se merecía al momento de morir.
Nombre: Logan
Género: Acción, Drama, Ciencia Ficción
Director: James Mangold
Escritor: James Mangold, Scott Frank, Michael Green
Protagonistas: Hugh Jackman, Patrick Stewart, Dafne Keen, Boyd Holbrook, Stephen Merchant, Elizabeth Rodríguez, Richard E. Grant
Calificación : 9.5/10
¡Gracias por leer!
@alejoserrano