Hasta hace unos cuantos días, la Nintendo Switch era una compra obligatoria para mi, pero con el pasar de los días, más que precaución, he llegado al punto de haber tomado la decisión de no tenerla. ¿Qué me llevó a tomar esta decisión?
Principalmente, porque el 2016 no fue el año para Nintendo y a pesar de que tuvo muy buenas noticias, fue la misma compañía la que decidió opacarse a ella misma con sus malas decisiones.
Es triste querer decirle hasta luego a una de las marcas que más quiero en la vida, no porque me haya introducido al mundo de los videojuegos (ese título es para Atari), pero si a la que fue capaz por allá en el año 89 de motivarme a sacar el tercer puesto entre mis compañeros de clase para poder tenerla en la sala de la casa.
Nintendo, Mario, sus patos y su perro burlón fueron durante mucho tiempo mis compañías inseparables, luego llegaron los hermanos Lee de Double Dragon, POW, Bayou Billy, Battletoads y obviamente Solid Snake en el inmortal Metal Gear (a Nintendo y en especial a los interminables diálogos de Hideo Kojima es que le debo el haber aprendido inglés).
Luego llegaron Mario en versión Super, Yoshi, Sabrewolf de Killer Instinct, las Tortugas Ninjas, Bill “Mad Dog” Rizer y Lance “Scorpion” Bean en un Contra mucho más divertido (y fácil que el original) y obvio, los tres juegos de Star Wars que salieron para la SNES.Pero pasaron los años y nunca pude tener el Game Boy que tanto quise, los controles de la N64 se me hacían imposibles y nunca toqué una Gamecube. Había llegado la competencia y juegos como Resident Evil me empujaron a preferir otra compañía Nipona.
Luego llegó mi auto-veto y entre el 2001 y el 2006 no toqué juego alguno y cuando regresé a ellos, Nintendo tenía una consola que inicialmente no llamó mi atención.
Irónicamente, años después, pero ya con un ojo de coleccionista, pude comprarme una Game Boy (por fin eres solo para mi, Tetris), tengo una Nintendo 64 en perfecto estado y durante un breve tiempo tuve una Nintendo Wii y la verdad es que Mario Kart me pareció tremendamente divertido.
Ya en pleno 2016, como lo dije antes, Nintendo intentó traerme de nuevo al ruedo y si algo pudo lograr fue atraerme de nuevo hacia la saga de Pokémon, con el juego para móviles de Pokémon Go. Esto, obviamente se vio truncado cuando la misma Nintendo reconoció que ellos solo poseen el 32% de The Pokémon Company y que son ellos y Niantic, la desarrolladora del juego, los que deben recibir el crédito por él (y el dinero de las microtransacciones).
Luego, para hacer más fácil el juego, fue imposible y creo que aún lo es, conseguir un Pokemon Go Plus, pero como ya lo habían aclarado, esto no es culpa de Nintendo, si no de Niantic Labs y de The Pokémon Company, aunque lo raro es que de los pocos sitios donde podía conseguirse era en la tienda de Nintendo en NY.
Superada la fiebre de Pokémon Go, pero aún bajo la influencia de la historia, compré una New Nintendo 3DS XL, apelando primero a la nostalgia porque esta venía con el Super Mario World de SNES pre-instalado en la consola y para poder jugar al Pokémon Sun, imaginando que en algún punto Pokémon Go, Pokémon Sun y futuras versiones del juego podrían ser un solo juego con las versiones de la Nintendo Switch (de la que hablaré más adelante), y que me demostró que no podría estar más que equivocado.
Llegó luego la debacle de la Nintendo Classic, una versión propia de una consola que ya existía hace muchos años en el mercado y que con características muy inferiores a la de cualquier otra competencia, se convirtió en todo un objeto de deseo, aunque por las razones equivocadas. Conseguir una a su precio original de $60USD es prácticamente imposible y si bien el tener la posibilidad de jugar uno de los tres primeros Marios o sus equivalentes Zeldas es algo muy atractivo, no es justo que una consola con unas características tan básicas deba conseguirse en re-venta 4 y 5 veces su precio original y después de perseguirla durante al menos dos meses en las tiendas online de Amazon, Best Buy, GameStop, Walmart y ThinkGeek, le he perdido el interés.Una pequeña joya de la corona llegó el 15 de diciembre y de mi parte solo tengo aplausos para la maravilla de juego que es el Super Mario Run, una movida arriesgada pero sobre todo, impredecible para Nintendo quien durante muchos años se negó a presentar sus IP’s por fuera de alguna de sus consolas. Reinventar la forma de jugar al Mario con una sola mano es simplemente un hermoso trabajo de ingeniería y seguramente muchas horas por parte del equipo de trabajo del señor Miyamoto para crear esta maravilla de juego.
Pero, finalmente llegó el 12 de enero, fecha del primer evento de Nintendo en el 2017 y la fecha escogida para lanzar oficialmente la Nintendo Switch. Para mi todo fue un hervor de un momento y luego de varios días de intensa búsqueda en los mismos sitios de la Nintendo Classic, desistí de mi empeño. Noticia va, noticia viene sobre la Switch y toda esa ilusión de volver de lleno a la Big N se fue desvaneciendo.
https://www.youtube.com/watch?v=Ntzz8O7SpWs
No soy un fan de la saga de los juegos de Zelda y si bien el Breath of the Wild parece ser un firme contendiente a juego del año, no es razón, para mi, de tener una consola que cuesta $50 dólares por encima de cualquier predicción que pude haber hecho.
¿Arms? ¿1-2 Switch? ¿Portabilidad casi que ilimitada? Tampoco son razones para comprar esta consola. ¿Skyrim? ¿Un posible Dark Souls III? Bueno, aquí ya estamos hablando de juegos importantes y aunque el DSIII me pareció un juego imposible de jugar y me hizo sentir como todo un n00b, estos ports tampoco son juegos “vendeconsolas”, al menos no para mi.
Sobre Splatoon 2 no podría pronunciarme ya que nunca he jugado el primero y aunque se trata de un juego únicamente de modo FPS online, no podría decir si no me gusta (como me pasó con Destiny), o podría enviciarme por completo y dedicarle muchas horas (como sí me pasó con Overwatch).
Reconozco que Nintendo tiene algo muy valioso y es que consola tras consola reinventa la forma de jugar. El NES tuvo su control simplificado en una cruz con dos botones, en el SNES agregó dos botones adicionales (L + R), la N64 el joystick, el botón Z en la parte de abajo y más botones (demasiados), en el Gamecube hicieron una mezcla de todo lo anterior y que nunca pude comprender bien, en la Wii decidieron que para jugar no había necesidad de estar sentados en el sofá, para la Wii Ü intentaron eliminar la necesidad de tener un televisor para jugar y ahora, con la Switch, retoman muy inteligentemente todo lo que habían hecho bien y es por eso que hasta hace unos días, tener una fue una compra casi que obligada para mi.
¿Pero y ahora, por qué no?
Primero que todo, la historia reciente de Nintendo y el inmenso fracaso de la Wii Ü. Si tienes una seguramente tienes muchas razones para contradecirme y lo sé, habrás pasado muchas horas jugando ese hermoso Mario Kart 8 que no sabes cuánto envidio, lo mismo el Splatoon, al igual que el Bayonetta 2, Super Mario 3D World, Super Mario Maker y muchos otros. Pero comercialmente fue un fracaso y lo siento, pero la Wii se lanzó en el 2006 y la Wii Ü en el 2012, son 6 años de vida de una consola que si bien pareció en un principio destinada al fracaso, a todos nos cayó la boca, por lo que los 4 años de vida de la segunda lo demuestran.
Mi siguiente razón, es que Reggie Fils-Aimé y Shigeru Miyamoto ya nos han mentido lo suficiente. Sí Reggie «Your body is ready» para anunciar cosas que nunca terminan saliendo y llenarnos de ilusiones y fue por eso que la Wii Ü fracasó comercialmente. Zeldas que nunca llegaron, Marios que nunca fueron capaces de hacer, hasta que finalmente se dieron cuenta que a pesar de que por más maravillosa que pueda ser una consola, lo que la hace realmente increíble y memorable son los juegos.
Las limitaciones en cuanto a gráficos, memoria, despliegue de formas y colores que tuvo la 2600 de Atari fueron enormes, pero lo que la hizo siempre mágica y memorable fueron sus juegos. Nadie olvida la primera vez que jugó un Pac-Man, así como nadie olvida su primer Mario, Zelda, Donkey Kong, Metroid o Star Fox (solo por nombrar algunas IP’s de Nintendo), y no importa si no tuvieron los mejores gráficos o si los juegos duraban muy poco. Lo importante era cuánto nos entretenían. Y eso lo has perdido, querida Nintendo.Super Mario Maker no es sino un juego que apela a la nostalgia, porque pareciera que a Nintendo se le hubiese olvidado hacer juegos grandiosos y tomado la decisión de que los jugadores hicieran sus propios mapas y tu último Star Fox no tuvo la acogida que todos esperábamos que tuviera. De hecho, ya anunciaste que el Breath of the Wild será el último juego que saldrá para la Wii Ü y con eso le estás dando el tiro de gracia a una consola que pudo haber sido la mejor de tu historia.
No quiero sonar odioso, no podría serlo, no con Nintendo, pero por eso esto no es un adiós, es un ‘hasta luego’ que realmente quisiera que fuera un ‘hasta pronto’ o mejor aún, ‘nos vemos ahorita’, pero deben suceder muchas cosas antes de decidirme a comprar una Switch, porque a diferencia de muchos otros jugadores, a mi no me interesan si los gráficos son los mejores, si su resolución es 720p, 1080p, o 4K, si la consola es más potente o no que la Playstation 4 o la Xbox One o si la batería dura una eternidad. Yo lo que quiero es volver a sentirme igual que cuando era un niño y me levantaba temprano los fines de semana o salía disparado del colegio para ir a jugar Nintendo un buen rato, quiero que me entretengan con sus historias, que me sorprendan de nuevo y que sepan hacer lo que mejor saben y es crear juegos maravillosos que son capaces de robársenos cualquier cantidad de horas.
Ahí diré de nuevo ¡Hola Nintendo!
Gracias por leer.
@alejoserrano
1 comment
No podría estar más de acuerdo, la magia esta en los juegos, en mi caso nunca he sido un gamer, pero me encantaba saber las historias, incluso ver a mis amigos jugar mientras esperaba mi turno, hoy nada de eso pasa con ninguna consola.