Me acerco a escribir esta reflexión con un sentimiento muy encontrado y con dudas sobre continuar la tarea, pues alejoserrano en su opinión sobre porqué no ve Narcos no está diciendo algo que no sea cierto y puedo entender claramente sus puntos, todos. Pero yo sí vi Narcos. Me gustó mucho. Y probablemente mi opinión puede no gustarle a muchos, porque inevitablemente la compararán con la de Alejo aunque yo no lo desee.
El propósito no es debatir lo que Alejo expuso. Pero es bueno que abordemos la realidad de que tenemos un estigma con el que probablemente debamos vivir -lo siento, pero creo que va a ser muy difícil nos dejen de ver afuera como los de ‘la merca‘, y lo digo porque viví en México y sé qué pasa- y muchos de los productos audiovisuales ayudan a afianzar está imagen que no tiene que ver con quienes somos. Pero vi Narcos porque siempre estoy en busca de buenas historias y es una historia muy bien contada. Por eso digo que me gustó la serie. La ficción. La obra para televisión. Y así me aproximé a ello.
Me voy a poner un poco ñoña pero es un punto de partida. Aristóteles en La Poética habla que el objetivo de la narrativa no es mostrar la realidad, es imitarla. Yo no creo que el objetivo de Jose Padilha, brasileño creador de la serie, fuera mostrar al pie de la letra todo lo que sucedió con Pablo Escobar. Creo que lo que él encontró fue, como muchos realizadores con sus propios temas, un punto de reflexión sobre la realidad.
Carrillo, Murphy y Peña son la muestra, en Narcos, de que perseguir a Escobar corrompió a muchos.
Claro, el marketing. Ya me he expresado al respecto en otro artículo. Narcos no es una serie perfecta y uno de los errores más grandes de Netflix fue no pensar en que les podía ir bien y no estar preparados para ello. Si bien al inicio se presentaron como la historia de Pablo, cuando tuvieron éxito tuvieron que reformar su comunicación. Narcos, como yo decidí asumir la serie, es la historia de dos agentes cazando a un hombre y cómo ello los transforma, no una biografía de Pablo Escobar.
Hay muchas personas que han puesto otras diferentes críticas más allá de las de Alejo, que quiero resumir en estos cuatro puntos y decir lo que pienso.
Que el mal hablado de Pablo y porqué no conseguimos a un actor colombiano.
Sí, Wagner Moura no habla paisa. Y sí, su forma de hablar aburre un poco al comienzo. Pero las personas se ensañaron injustamente con un actor que decidió hacer lo mejor al punto de vivir en Medellín y Bogotá para entender el conflicto. En todas las entrevistas que Moura ha dado ha dicho lo respetuoso que ha sido con el país y cómo decidió abordar el reto -dejo el enlace de la entrevista en Gatopardo, la que mejor resume todo-. Pero el error de casting sí está claro en otros papeles y de eso si no vi quejas, como la mamá de Pablo, Hermilda (Paulina García) quien es chilena y que es detestable, o ‘La Quica‘ (Diego Cataño, hijo del director Alfonso Cuarón) que es mexicano. Nadie salió a criticar a Pedro Pascal, quien es chileno, por hacer de Javier Peña, un agente de la DEA mexicano, todo porque es un actor reconocido de Game of Thrones (el fanatismo mal manejado de muchos no les deja ver lo real, pero rescato que aunque Pascal no sonaba mexicano tampoco sonaba chileno). El casting no es el más óptimo, pero hay muchas actuaciones soberbias como la de Juan Pablo Raba (Gustavo Gaviria) o Damián Alcázar (Gilberto Rodríguez Orejuela).
La de Juan Pablo Raba fue la mejor actuación de Narcos, desde el punto de vista de quién escribe esta opinión.
Que convierten a Pablo como el héroe de la patria.
No estoy de acuerdo. Una de las premisas de la serie y que uno empieza a darse cuenta rápido -para ver esto hay que pasar del capítulo uno- es que nadie es bueno ni malo. En la primera temporada uno ve caer al agente de la DEA Steve Murphy (Boyd Holbrook), protagonista y narrador de la historia, en la segunda temporada el que cae es Peña. Sí, se da la visión de cómo la obsesión por atrapar a Pablo corrompe a Horacio Carrillo, primer director del Bloque de Búsqueda, pero también se da la perspectiva del que desea hacerlo todo en la ley, como Hugo Martínez, el segundo director. Una de las cosas que más me gusta de la serie es que muestra que el narcotráfico es tan terrible que nos cambió a todos y aunque la policía de nuestro país es increíble, no es perfecta.
Que la apología al delito.
Esto va ligado con lo anterior. Si algo produce Narcos es el deseo de ver que todo se termine y que haya justicia real, narcotraficantes y autoridades por igual. Lo que uno quiere, que es lo que hemos querido todos los colombianos, es que ese flagelo se termine, porque en de Narcos como en la realidad, nadie gana. Yo creo que el que Pablo Escobar se convierta en una especie de ídolo, en una figura de acción por ejemplo, es reprochable y en eso estoy de acuerdo con Alejo, pero no podemos culpar solo a la serie. Es culpa de la ignorancia y el poco entendimiento de qué es realmente una guerra y Narcos hace su parte al explicar muchas de las consecuencias de los delitos de Pablo a través del uso de imágenes de archivo. Nos recuerda que fue él quien nos atemorizó con bombas y derribó aviones. De todas las series y telenovelas sobre mafia, Narcos es la que más duro le da a todos.
Que no se ajusta a lo que sucedió.
Tuve la oportunidad de ver el comunicado que sacó Sebastián Marroquín, hijo de Escobar, y en realidad me molestó, porque más allá de aclarar los errores, es una evidente publicidad a su libro. Pero lo importante acá es recordar al sabio griego Aristóteles: Narcos es una imitación de la realidad. Hicieron lo que debían hacer, vinieron al país, grabaron acá, conocieron y hablaron con la gente y hasta un colombiano dirigió varios capítulos (Andrés Baiz, director de Satanás, en la temporada 2). Además todos los actores y productores dieron miles de entrevistas aclarando que está inspirado en la realidad, pero es como si las personas no pudieran distinguir esto. Entonces, ¿la solución es no hacer más ficción sobre hechos reales? Si es así, lo que quiere decir es que el público no está preparado para ello y eso no es culpa de Narcos.
El casting tuvo su aciertos y desaciertos: Gustavo, Gacha, los Ochoa y Kiko Moncada son ejemplos de lo bueno.
No quiero entrar en la polémica que todos estuvieron y decirle a la gente si debe o no ver Narcos. Me ha molestado mucho el ataque que he visto en redes sociales a las personas que con gusto hemos visto la serie, porque cada quien es libre de escoger lo que desea ver y además estoy segura que esta polémica va a morir porque como buenos colombianos no tenemos memoria. Si algo amo de Geeks Magazine, y que creo que es la razón por la que logré terminar esta opinión, es porque nadie tiene derecho a juzgar a otros por lo que les gusta, así que también la gente debería bajarle a la agresividad. Vamos a ver si todos, pero en especial los mexicanos, reaccionan de la misma manera cuando Netflix, en asocio con Univisión, saque la serie sobre El Chapo.
Quiero cerrar con algo que encontré en un artículo de CNN sobre Narcos. Muchos han dicho que no deberían seguirse haciendo historias sobre el narcotráfico, pero rescato la opinión de Omar Rincón, crítico de televisión de El Tiempo -y en lo único que estoy de acuerdo con él-: es necesario seguir haciendo historias sobre lo que nos sucede, pero no por las razones por las que las hacen los canales nacionales, rating y dinero, es porque ver esas historias nos ayudan a lo que Aristóteles coloca como la razón de la imitación, la catarsis.
Necesitamos hacer catarsis de nuestra realidad, porque puede que no seamos solo esa cultura de Narcos, pero al final hace parte de lo que somos, nos guste o no y una forma de sobrellevarlo es con la ficción.
Y veré todas las temporadas que saquen. Como dije, me gustan las buenas historias.
Gracias por leer.
@photosynthetica
