Si tuviera una hija, la llevaría a ver Moana en cine, no una, sino dos o tres veces y de ser posible, se la compraría en Bluray, Digital, DVD o el medio de su preferencia y la invitaría a verla conmigo al menos una vez al año y al terminar de verla siempre le preguntaría lo mismo ¿qué entendiste? esperando que su respuesta siempre fuera diferente y que ante mis ojos pudiera ver cómo ella, mi hija, pasa de ser una niña a una adolescente con la actitud suficiente para tomar decisiones, algunas que posiblemente yo no comparta, pero que debería respetarle, para verla finalmente convertida en una mujer capaz de partir sola en el viaje de la vida.
Este es el poder de las películas de Disney y es precisamente
para lo que fue diseñada una película como Moana.
Y digo diseñada porque por más hermosa que sea una película como esta, no podemos olvidar que es una creación de Disney y ellos son especialistas en crear productos que son 100% comercializables, aunque eso si no le importa a los niños, no debe importarnos a nosotros tampoco.
Moana es la última de las princesas de Disney y desde ya es mi segunda favorita (la primera es Leia de Star Wars), en un muy extenso listado que inició con Blancanieves en 1937 y que se ha convertido ya en una tradición en las películas de la empresa del Ratón Mickey, pero ahora con un personaje que se sale de lo convencional y que a pesar de que no es la primera protagonista nacida en el Océano Pacífico (no podemos olvidarnos de Lilo, de Lilo & Stitch), si es la primera princesa de Disney que no quiere serlo.
Esta es, quizás, la principal razón por la que Moana es una gran película, porque las demás princesas de Disney aceptan su destino y en la búsqueda de un príncipe hacen innumerables cosas para lograrlo. Moana no, ella sabe que no está destinada para gobernar a su pueblo de la forma en que su padre y su madre lo quieren y decide, para fortuna de todos, seguir los consejos de quien generalmente carga con toda la sabiduría en las familias, su abuela y afronta su destino, cargo y posición dentro de su pueblo, pero de la manera en que ella sabe que es la más conveniente.
Así comienza un viaje, que gracias a la capacidad que tenemos los adultos (a veces), de poder ver las cosas como lo hacen los niños, tiene muchos significados. Cuando Moana decide partir prácticamente sola en su recorrido por el océano, varios niños a mi alrededor en la sala le manifestaron a sus padres que tenían miedo. Sí, pensar en dejar atrás la seguridad de un hogar, dejar atrás a nuestros padres y partir hacia lo desconocido puede ser sumamente atemorizante para un niño. No es lo mismo para un adolescente, un joven adulto, un adulto e incluso para un adulto mayor que ya haya vivido este tipo de travesías. Algunos niños se pararon de sus asientos con la excusa de ir al baño y creo que algunos no regresaron a la sala, pero quienes se quedaron seguramente habrán salido de cine con la vaga idea de que algún día tendrán que irse de sus casas, dejando atrás a sus padres.
Māui: ni un príncipe ni un personaje tradicional de Disney
Moana, como película, sigue la fórmula tradicional en la que una princesa depende de un hombre para recorrer su camino, pero en esta ocasión, es ella quien lo rescata, es ella quien le devuelve la confianza en si mismo y al final, es ella quien le da el coraje suficiente para redimirse y hacer lo correcto. Sí, es muy posible que el pueblo polinesio no esté muy contento con la forma en que mostraron a su dios (enlace en inglés), más humano que deidad, arrogante, grosero e interesado únicamente en agradar a los humanos para que lo veneraran, pero esa es una fórmula que tiene Disney para acercarnos a sus personajes y precisamente lograr eso, hacerlos tan humanos como cualquiera de nosotros (en El Rey León nos olvidamos que son animales y los convertimos en personas).
Detalle aparte, la forma en que utilizan sus tatuajes para lograr una narrativa que evita los molestos flashbacks, es una de las mejores ideas que he podido ver en película alguna, aportándole increíblemente a la forma en que contaron la historia y más increíble aún es que hayan sido dibujados a mano, fusionando las técnicas de animación modernas con las tradicionales en un proceso llamado «Meander» que ya había sido probado en el corto Paperman.
Su historia corresponde a la versión de Māui de los Polinesios aunque los orígenes de sus distintas versiones no difieren mucho entre sí y me sorprendió bastante ver que la historia de su Anzuelo Mágico es real y en alguna parte de la película explica muy bien todo lo que hacía con él.
Esta adaptación, si bien en cierta forma es fiel a su historia, como ya lo mencioné, ha causado cierto revuelo dentro de la comunidad polinesia, no solo por la forma en que fue representado Māui si no por la explicación que dan de la «pausa de colonización» que hubo entre la polinesia del oeste y la del este, que incluyó las islas de Hawai, Nueva Zelanda y la Isla de Pascua, en un tiempo que pudo durar al menos unos 1000 años y de los que no se tiene mucha información del por qué los navegantes polinesios de ese entonces dejaron de surcar los mares para encontrar nuevas islas (algo muy parecido al «Siglo Vacío» de One Piece y pues conociendo a Eiichirō Oda, no tiene nada de raro que se haya inspirado en esto para crearlo).
El deleite visual de Moana
Inmediatamente comienza la película, la parte visual es lo primero que atrapa a quienes están en la sala. La calidad de la animación es absolutamente preciosa y el nivel de perfección que han logrado en Disney/Pixar con las texturas del agua son simplemente fantásticas.
Viendo Moana recordé dos de los últimos cortos animados de Pixar y con esto entiendo que al hacerlos estaban haciendo unas pruebas de animación para ver hasta qué punto podrían crear todo un mundo tan lleno de detalles y a la vez tan sencillamente precioso como el de la película.
El primero es I LAVA YOU:
Y el segundo es el del pajarito PIPER:
https://www.youtube.com/watch?v=U1w_JANPACc
Es también de resaltar que el Océano Pacífico también se haya convertido en uno de los personajes de la película y la forma en que se mueve, como se ve a través de él e incluso la personalidad que le dieron, haya sido más que suficiente para darnos cuenta de lo lejos que estamos del agua animada de la película Abyss de 1989.
Una película protagonizada por dos personas ¿y las ganancias?
Moana y Māui son los dos protagonistas de la historia, con la participación de tan solo unos minutos al principio de sus padres, su abuela y los habitantes de la isla, un cangrejo gigante en la mitad y el enemigo de lava al final (no spoilers here), pero seguramente a los estudios de Disney le faltaban los personajes que podrían mercadear y convertir en miles de juguetes, objetos de colección y cualquier otra chuchería. Es ahí donde aparecen los Kakamora.
Los simpáticos Kakamora de Disney están inspirados en estos otros Kakamoras, las criaturas míticas de las Islas Salomon, una especie de pigmeos que no serían nada atractivos para los niños y en una inteligente decisión de mercadeo, decidieron volverlos unos tiernos cocos que son bastante divertidos. Y no son uno, dos o cinco Kakamoras, son cientos y eso les va a asegurar unas muy buenas ventas de juguetes durante un buen tiempo.
¿Y HeiHei?
Si ya vieron la película, creo que entenderán muy bien por qué no he hablado sobre él, no porque no sea un personaje maravilloso, sino porque su papel en la película es tanto o mas determinante que el de los demás, sobre todo al final.
Independiente a si la vieron o no, la frase de Moana en que define a HeiHei como un «personaje singular que tiene aún mucho por demostrar» es quizá la apuesta más fuerte de Disney y Pixar en esta película, porque si bien la fórmula de protagonistas principales + personajes secundarios + animal de compañía + personaje gracioso y torpe = película exitosa, siempre les ha funcionado muy bien, pero en esta ocasión lograron engañarme al principio con el cerdito acompañante de Moana para darle la oportunidad al gracioso y torpe de ser el héroe y ser el que pagó la entrada a cine solo por verlo.
Mi gran sorpresa fue cuando investigué quién hacía la ¿voz? de HeiHei y me enteré que quien le dio vida fue nada más que Alan Tudyk (K2SO en la próxima película de Rogue One: A Star Wars Story), y uno de los cerebros detrás de Con-Man, una web series en la que precisamente se burlan de los actores de doblaje.
Vi Moana doblada al español latino, por lo que no pude disfrutar de las voces de Auli’i Cravalho y Dwayne ‘The Rock’ Johnson, pero creo que los doblajes de Sara Gómez y Beto Castillo logran muy bien transmitir la esencia de la película, aunque sí espero poder verla en algún momento en su idioma original.
La polémica sobre Moana
Si he sido un poco repetitivo sobre las polémicas alrededor de la película y las estrategias de mercadeo alrededor de ella, es porque en esta época donde cualquier persona a través de Internet puede elevar su voz y encontrar quienes hagan eco de sus palabras, a una YouTuber de origen polinesio y de herencia hawaiiana le pareció que el siguiente disfraz que encontró en la tienda de Disney era racista:
Sin entrar en mayores polémicas respecto al tema, un disfraz es un disfraz y los niños son simplemente eso, niños, ellos posiblemente no entiendan las implicaciones de hacer un Black Face o que portar un disfraz de un personaje mitológico sea un irrespeto o algo llamado Apropiación Cultural. Un niño solamente quiere vestirse del personaje que vio en una película, que lo hizo reír, con el que de una u otra forma se identificó y al que por todo esto, admira y en algún punto, quisiera parecerse a él.
Es una lástima que Disney, cediendo a la presión de un grupo de adultos, haya decidido eliminar el disfraz de su tienda online permitiendo que una vez más gane la indignación por cualquier cosa. ¿Qué piensan ustedes?
A pesar de las polémicas alrededor de Moana, esta es una de las mejores películas de Disney, no solo por el increíble trabajo de dirección de arte, la calidad de su animación o el origen de su historia, si no por el poder del mensaje que nos dejan sus protagonistas, lo que me hace pensar que si tuviera un hijo, lo llevaría a verla para que entendiera que su mamá, sus hermanas, sus amigas y cualquier otra mujer, son tan capaces, inteligentes, decididas y fuertes como él.
¡Gracias por leer!
@alejoserrano